por el V:.H:. Ricardo E. Polo : .
Representante en Argentina del Supremo Consejo
de la Francmasonería Primitiva Universal
para la Jurisdicción de la región Maya»
con sede en Mérida, Yucatán, México
Según entiende el Hombre contemporáneo, la civilización humana habría comenzado hace unos 20.000 años. Si tomamos en cuenta los mitos de las religiones y la multiplicidad de las ideas básicamente religiosas, puede también pensarse que no más allá de unos 15.000 años.
Y esto lo podemos corroborar en el ámbito de las profesiones liberales, que surgen claramente de las Universidades académicas. Si conversamos con nuestros amigos o colegas, veremos que se suceden los innumerables prejuicios relativos a este tema, ya que la mención a los «libros sagrados», las «revelaciones» y la precariedad de la instrucción que se imparte en las instituciones educativas, imponen un ideario lleno de prejuicios e inexactitudes.
En la década de los años 50´ del siglo pasado, leíamos en «El estudio de la Historia» de Arnold J. Toynbee, y en el marco de su «Estudio comparativo de las civilizaciones», una referencia al «The Universe around Us», (Cambridge 1929 - University Press) de sir James Jeans, sosteniendo que la antigüedad actual del hombre es cercana a los 300.000 años. Por caso, con sutiles diferencias de enfoque diciendo que se trata del origen de las «sociedades primitivas» y «luego de las civilizaciones», el desarrollo del progreso de la Humanidad.
Sabemos lo difícil que le resulta a la antropología determinar con exactitud tales dataciones y cualificar las numerosas civilizaciones que han existido. Sabemos que el número de sociedades primitivas es considerablemente mayor a las 21 que se mencionaban hace 100 años en la arqueología occidental. Sostenía Toynbee que se han omitido «...un número no muy grande de las que, aunque de existencia conocida, fueron omitidas de la lista por falta de información suficientemente completa sobre ellas: y el número indudablemente inmenso de las que han llegado a existir y desaparecido por entero, en su mayor parte desconocidas para nosotros, hasta nominalmente, desde que la humanidad se tornò humana por primera vez».
Y resulta evidente que la preponderancia de las sociedades primitivas frente a las civilizaciones es abrumadora. Al punto que la ciencia antropológica piensa que a comienzos del siglo XX se creía que subsistían 21 civilizaciones. Esta tesis de la «unidad de la civilización» en este sentido, es una errónea concepción a la que nuestros historiadores occidentales contemporáneos han sido llevados por la influencia de su contorno social sobre su pensamiento.
El rasgo engañoso en el contorno social ha sido el hecho de que, en los tiempos modernos, nuestra propia Civilización Occidental ha echado la red de su sistema económico alrededor del mundo y cogido en sus mallas a toda la generación viviente de la Humanidad y todas las tierras habitables y mares navegables del planeta.
Esa unificación económica sobre base occidental ha sido seguida por una unificación política sobre la misma base que ha ido casi tan lejos como aquella; y a que si bien las conquistas de los ejércitos y gobiernos occidentales no han sido tan extensas ni tan acabadas como la de los productores, fabricantes, transportadores y técnicos de Occidente, es un hecho, sin embargo, que casi todos los más 60 o 70 Estados del mundo contemporáneo, -incluso los Estados sobrevivientes de origen no occidental-, son miembros ahora en formas variadas y diferentes grados, de una comunidad de Estado único de alcance mundial; y que esta comunidad de alcance mundial es extensión directa del sistema de Estados por los que nuestra sociedad occidental ha estado integrada desde el comienzo de la Edad Moderna.
Estos hechos son notables (aunque en manera alguna sin paralelo o precedente), y halagadores para el observador occidental; y esto explica cómo los historiadores de Occidente han llegado a exagerar a la vez su alcance y su peso.
¿A que se debe todo esto? Se debe a que no resulta tan lineal el decurso de los hechos y que sin duda en el contecer han intervenido fuerzas que han tratado de equilibrar las homónimas dinámicas, que interactúan por encima de los Hombres.
Unos hablan de sinarquías, otros de un gobierno secreto, que son parte de las teorías conspirativas, que imaginan la existencia de una heredad Illuminista que regentea el «orden» económico mundial, a través del sistema financiero y dan nombres y apellidos como los Rostchild, los Kissinger y otras yerbas imposible de mensurar en los mentideros habituales del conspirativismo.
Es tan difícil de probar, como es la multiplicidad de libros que hablan sobre el tema. Nosotros pensamos que nuestra civilización es heredera de múltiples civilizaciones que se han desarrollado y desaparecido a lo largo de varios millones de años, puesto que la antropología hoy no duda en aceptar que el Hombre, sus sociedades primitivas y las civilizaciones consecuentes, son mucho más antiguas de lo que creíamos y suponíamos.
Y cabe preguntarse cómo no sería esto así, si aún la antropología piensa que las civilizaciones humanas se centran en Europa, en Asia central e incluso el origen del Hombre en territorio africano.
A medida que se investiga antropológicamente al Hombre, se va redescubriendo lo que por múltiples razones ajenas a la verdad, ha permanecido oculto, como por ejemplo que en América existieron civilizaciones de mayor desarrollo que las europeas, con mayor antigüedad y con evidentes objetivos civilizadores que las que tradicionalmente estudiamos como originarios de la civilización que hoy conocemos.
Caral asume hoy el haberse datado como uno de los más antiguos asentamientos humanos de significativo desarrollo. Si no tenemos precisiones es porque el polvo del tiempo ocultó a los ojos de los hombres, en aquellos desiertos andinos abandonados por la mano de Dios, la magnificencia de su desarrollo. Y, por otra parte, la ceguera de los «conquistadores» que desde el principio de sus correrías por estos parajes, subestimaron a los «salvajes» ¡que ni siquiera eran reconocidos como seres humanos!.
Esa desestimación también lo fue debido a los «sacrificios humanos» que Mayas, Aztecas e incluso como se los acusa, de los «caralinos»... Lo cierto es que tal salvajismo no se parangonó con los crímenes horrorosos de los progroms y asesinatos masivos de cátaros y albigenses, La Noche de San Bartolomé con los hugonotes, ni los cometidos por la Santa Inquisición en Europa, Asia... y América.
Lo cierto es que desde lo más remoto de los tiempos, la Humanidad se ha desarrollado en una línea sinuosa pero ascendente, prefigurada en el avance de la tecnología, desde los tiempos en que logró liberarse del oscurantismo, la ignorancia y las supersticiones.
Recordemos que subsisten misterios relativos a cómo se fue desarrollando el progreso, puesto que sabemos que algunas civilizaciones muy remotas, habrían llevado minuciosos observaciones astronómicas que, por sus características, parecen haberse desarrollado durante miles de años. Si, y aunque parezca ficción, las observaciones registradas lo han sido tanto en Europa y Asia, como en la América precolombina, durante las varias civilizaciones que aquí se desarrollaron. ¡Lástima grande que algunos curas ignorantes hubiesen destruido miles de códices que nos hubieran ilustrado para poder mensurar y comprender el desarrollo de tales civilizaciones!.
Abundando en esta temática, podemos remitirnos a lo expresado por Toynbee, cuando sostiene que «Cuando nosotros los occidentales llamamos a ciertas gentes «indígenas», borramos implícitamente el color cultural de nuestras percepciones de ellos. Son para nosotros algo así como árboles que caminaran, o como animales selváticos que infestaran el país en el que nos ha tocado toparnos con ellos. De hecho, los vemos como parte de la flora y fauna local y no como hombres con pasiones parejas a las nuestras; y viéndolos así como cosa infrahumana, nos sentimos con títulos para tratarlos como si no poseyesen los derechos humanos usuales»...
Imaginemos, mis QQ:. HH:. la gravedad de estas cosas que se decían en las estribaciones de los siglos XIX y XX , al socaire de un historiador reputado como lo fue Arnold J. Toynbee.
Y si a todas estas cosas que distorsionan, seguramente, la visión del Hombre contemporáneo sobre la Historia de la Humanidad, agregamos la otra historia, la oculta, la secreta, la distorsionada, la que prefigura el conspiracionismo, dentro del que se nos implica como colaboradores o sucedáneos de los Illuminati que encarna la historia de su hacedor, Adam Weishaupt, catedrático de Derecho Canónico de la Universidad de Ingolstadt... y fundador de la conmocionante secta de los Illuminati...
Si nos atuviésemos a lo dicho por Honoré de Balzac, «Hay dos historias, la oficial, embustera, que se enseña ad usum delfini, y la real, secreta, en la que están las verdaderas causas de los acontecimientos: una historia vergonzosa...» deberíamos ser muy pesimistas con relación al «destino» de la Humanidad, cualquiera haya sido su milenaria historia verdadera...
Tal vez como un dato ilustrativo de tal hipótesis, en mi libro «El Protector» hago referencia a la famosa leyenda de Enoch (1) quien, después del diluvio, esa leyenda sostiene que era «...procedente de una civilización anterior y desconocida, decidió transmitir conocimientos valiosos a todos los supervivientes de un terrible diluvio, para que pudieran reconstruir la ciencia secreta y desarrollar ciertas potencialidades. Esto se consiguió tallando los secretos en dos grandes columnas huecas diseñadas para que sobrevivieran a la destrucción prevista; dentro de estas columnas huecas guardarían lo pertinente. Según la tradición, los fundadores de la civilización egipcia, que comenzó en el año 3200 antes de J. C., encontraron sólo una columna hueca, y el primer Faraón adoptó el nombre de “Osiris” que significa «príncipe que se ha elevado de entre los muertos». Se dice que Moisés, posteriormente, buscó la otra columna, enviando emisarios a una cueva subterránea donde luego se construyó el Templo de Salomón hace tres mil años. En realidad esto último parece ser un intento bien pensado por parte de los sabios judíos, para hacerse poseedores de un conocimiento superior anterior a toda la historia registrada. Pero a su vez fue una forma conveniente de evitar que la creación del culto de la reconstrucción del secreto, cayera en manos de otro pueblo. Y así, complementadas, ambas columnas permitían que el secreto completo perteneciera a Moisés».
Los QQ:.HH:. y mis lectores profanos, seguramente entenderán de lo que hablo, pues tales referencias a civilizaciones y conocimientos «anteriores» a nuestra civilización, se manifiestan en muchísimas referencias de la India a través de sus denominados «libros sagrados», de la misma manera que las formuladas por los sabios griegos hablando de la antiquísima historia de Egipto.
Claro está que no me resulta posible plasmar, en estos párrafos editoriales de la revista, con toda minuciosidad histórica aquello que a lo largo de los siglos ha sido leyenda. Pero es evidente, -a causa de tantas referencias al respecto-, que han existido milenarias civilizaciones que por causas aún no determinadas, desaparecieron de la faz de la Tierra sea por cataclismos diluvianos, astronómicos telúricos incluyendo los volcánicos.
En el mencionado libro, en el capítulo XII Civilizaciones y cataclismos, sostenemos lo siguiente: «Desde hace muchos años tengo una idea que me ronda cada vez que me acerco a la Historia, la Arqueología y el pensamiento humano. Y en especial, cuando todas esas cosas están enmarcadas en lo Astronómico y no llegan a convencer a mi razón.
Esa idea tiene relación con el cambio del eje de la Tierra, que según teorías esotéricas, (y científicas también) cambiaría cada 25.920 años. Ese «acontecimiento» pudiera ser la causa de la destrucción de las civilizaciones. Fenómeno telúrico relacionado con los mitos diluvianos, cataclismos, caida de cuerpos celestes, cambios en la corteza terrestre, hundimiento de continentes [Lemuria, Godwana, Mu, la Atlántida...] y el «recomienzo» de la supervivencia del Hombre y las demás especies animadas en la Tierra.
Cálculos científicos sobre la Edad de la Tierra, llevan las cifras a miles de millones de años. Cifra que teóricamente se acerca a los 9 ceros... (15 mil millones) Si pensamos cuántas veces caben 26 mil años en esa cifra, podemos intuir la magnitud de cuántos períodos pudieron haberse desarrollado y ocurrido hasta hoy.
Si tan solo ubicamos el 10 por ciento de los posibles, en el ámbito del desarrollo de una de las «etapas» en las civilizaciones, [aunque en ese lapso puedan sucederse o desarrollarse varias de ellas], quedaríamos asombrados de su número.
Pero si tomamos en cuenta el lapso en el que ellas se «desarrollan», crecen y avanzan tecnológicamente [sin entrar a mensurar sus aspectos éticos, morales, religiosos o espirituales] y lo hacemos teniendo en cuenta «nuestros avances», podemos realizar ciertas deducciones provechosas.
Tengamos como parámetro los 26.000 años entre cambio o modificación del eje terrestre y sus consecuencias telúricas. (2)
Para no extendernos en especificaciones excesivamente minuciosas, hagamos el siguiente ejercicio imaginativo: ¿Cuántos años hace que habría ocurrido el último episodio catastrófico factible de mensurarse, que puede haber sido el que denominamos Diluvio Universal?
¿Cuál es la razón por la cual, de haber sido considerado cataclísmico y bíblicamente un castigo de Dios «...que eliminó de la tierra todo vestigio de vida...», de aquella que se inició con Adán y culminó con Noe y el Arca, no seríamos nosotros descendientes de sus «sobrevivientes»...? Hablaremos más pormenorizadamente de esto en la 2da parte de esta obra.
No cabe duda que tal acontecimiento ocurrió sobre la faz de la Tierra. Aunque las referencias bíblicas no se correspondan con las fechas que surgen del análisis de los textos. Miles de años antes están consignadas, entre otras referencias, en la «Epopeya de Gilgamesh» y en los libros sagrados de la India. Lo mismo ocurre en tradiciones de América [el Popol Vugh], África, Europa y Asia».
Hasta ahora hemos conjeturado, hasta el punto de producir en nuestros QQ:. HH:., aferrados a los Rituales tradicionales, algún tipo de confusión debido a la eufénica que aplicamos en explicar nuestra historia y nuestros orígenes. Sin embargo, hace siglos que somos consecuentes con la direccionalidad del pensamiento racional, procurando aferrarnos a la «ciencia» que en cada tiempo impone sus definiciones y teorías luego aceptadas.
Ciertamente creo que aún no nos encontramos «abiertos» para poder imaginar otras realidades, más allá de la realidad que conocemos. Por eso seguimos diciendo en nuestro libro que:
A nuestro entender, este «último» acontecimiento cercano a nuestra «etapa» de crecimiento debiera ser considerado paradigmático. Porque siendo contemporáneos a nosotros los efectos del «desarrollo» de esta etapa posdiluviana, tenemos los elementos como para observarlos, mensurarlos e «inferirlos». Entonces, advirtamos lo siguiente:
Es probable que la actual humanidad sea la Noénica, heredera de la Adánica prediluviana, pudiendo pensarse que la línea demarcatoria fue el último cambio del eje de la Tierra.
Podemos datar tal suceso en alrededor de 12 a 16 mil años. (2) En el transcurso de tales distancias de continuidad evolutiva o, por qué no, de mutaciones, pensemos que ha transcurrido apenas un siglo desde que el hombre logró volar con un artefacto más pesado que el aire, [Los hermanos Wrigth] y ...ya hemos alcanzado los espacios siderales, con un portentoso desarrollo de la tecnología espacial; colocando un hombre en la Luna; descubierto agua en Marte, en la Luna y en algunas de las Lunas saturnianas y jupiterianas y planificando un viaje al planeta rojo. Y en los últimos tiempos se ha detectado un sistema solar similar al nuestro, apenas a 41 millones de años luz de de nuestro sistema solar...»
Ahora bien, si avanzamos un poco más en lo conjetural, podemos decir sin temor a equivocarnos y sin que nadie tenga por qué tomarlo como una afirmación de mi parte o una verdad que pretenda, que «Cien años apenas han transcurrido, desde que logramos vencer -de alguna manera- la gravedad que nos ata al planeta Tierra. Y la pregunta es obvia:
¿Cuántas veces en la historia del planeta, dentro del lapso en que el eje de la Tierra puede modificarse, geológicamente hablando, pudieron haber existido y evolucionado humanidades civilizadas o tecnológicamente desarrolladas, debiendo los sobrevivientes recrear los mitos de la... ¿La Creación? o la supervivencia...
¿Qué lapso será necesario para superar el estado de alienación y salvajismo posterior a la sobrevivencia de una hecatombe como un Diluvio, algún fenómeno astronómico o un cambio del eje de la Tierra...?
¿Es esto posible, probable o mera conjetura?
La respuesta podemos hallarla en el análisis desprejuiciado de los Libros denominados «sagrados». Los antiquísimos libros de la India, los Vedas, las tradiciones Sumerias o babilónicas, los papiros egipcios, los códices aztecas o mayas, el Popol Vugh, entre otros, incluyendo la Biblia.
En muchos de los libros se habla de «guerras espaciales o aéreas», lo que implica artefactos voladores, [Vimanas en los Vedas]; [discos voladores por vibración en las tradiciones aztecas], incas y mayas [Prestémosle atención a la tumba de Palenque]... todas ellas referencias absolutamente descolocadas del «tiempo» en que tanto los libros como las leyendas, hacen incomprensibles tales tecnologías. Como los «carros de fuego», más cercanos al gusto de las religiones bíblicas.
No siendo... que las referencias mencionen sucesos verdaderos, conocidos y consignados por los sobrevivientes de las hecatombes ocurridas a consecuencia que no sabemos cual y qué, curiosamente, explicaría la desaparición de la Atlántida... entre otros sucesos cataclísmicos...»
Mis QQ:. HH:. lectores, aquellos que me siguen y aquellos que me cuestionan, deberán hacer un esfuerzo de razonabilidad para llevar a cabo el intento de una apertura del pensamiento, ya que para «entender» lo que proponemos, resulta necesario despojarse de todos los prejuicios ancestrales que condicionan las ideas y acotan la comprensión de todo aquello que no se ajusta a los parámetros de nuestra formación intelectual.
En la década de los años 60´ del siglo XX, un numeroso grupo de escritores optó por el género CF, es decir el de Ciencia Ficción. Muchos de ellos concibieron cosmovisiones exageradamente ficticias, pero la gran mayoría se anticipó a las concepciones actuales con relación al Universo. Hoy mismo resulta problemático aceptar hechos que la ciencia descubre y en algunos casos, asombrosamente, confirmación de ideas y teorías que pergeñaron nuestros antepasados en diversas etapas de la «civilización humana...»
A medida que los archivos de las grandes potencias se abren a la curiosidad de los investigadores, salen a la Luz hechos significativos y escasamente sospechados por las grandes mayorías que pueblan hoy nuestro planeta.
Desde los asombrosos conocimientos astronómicos, a las referencias Bíblicas, descolocadas de su tiempo, como las referencias a «los hijos de Dios que tomaron mujer entre las hijas de los Hombres», los «carros de fuego» etc. que, tal como hoy es posible concebir, no eran meras alucinaciones.
Y más alla de todo ello, que pudiera ser objeto de dudas y cuestionamientos (especialmente por la estrechez de miras de nuestros contemporáneos) surgen las «teorías conspirativas» que se consolidan hoy por el conocimiento que de ellas vamos obteniendo en el «vasto mundo» de la Web, donde moran millones de seres humanos cuyos conocimientos antes fenecían con ellos.
Hoy sabemos de la existencia de los Illuminati, de las diversas «sinarquías» (3), clubes financieros, poderes fácticos ocultos tras las intencionalidades aviesas, poderes sinárquicos en la historia del siglo XX y la supremacía del Poder Financiero ya desde el siglo XVIII y su intervención en adueñarse del mundo como hoy el liberalismo económico, con la «globalización» como arma ofensiva e incluyendo el contenido del «opúsculo» denominado «Los protocolos de los sabios de Sión», que no es un documento de un rabinato judío ni una conspiración judía, sino un documento comentado y calificado por Rene Guenon, quien dijo que se trataba de «la más clara demostración de la «táctica destinada a la destrucción del mundo tradicional...»
Hoy se considera que los «Protocolos» no son otra cosa que una hábil falsificación de la Okrana, la policía secreta del Zar, destinada a superlativizar el odio ruso a los judíos. Se sostiene que el propio Serge Alexandrovich Nilus, en su libro «Lo grande y lo pequeño: el Anticristo como posibilidad política inminente. Escritos de un ortodoxo», editado en 1905, había anticipado lo que fueran posteriormente los «protocolos»... Fue, sin embargo, el periodista Wicham Steed del periódico londinense The Times, quien en 1920 publicó un elogioso artículo en el que alimentaba la idea «...de que los judíos pretendían dominar el mundo por su odio tradicional y eterno a la Cristiandad...», diseminándose luego por toda Europa y los EE.UU., ocasionando con posterioridad lo que el mundo conoce como el terrible «holocausto» pergeñado por los nazis en Alemania...
Un análisis que al respecto hace Paúl H. Koch en su obra «La expansión de los Illuminati», sostiene que «Desde nuestra óptica poco importa si el manuscrito fue redactado por un grupo de judíos malicioso, de pérfidos agentes de la Okrana, de Bolcheviques conspiradores, de cosacos resentidos o de críticos literarios. Lo que parece bastante claro leyendo sus páginas, es que, fueran quienes fuesen sus autores y aunque se tratara de una falsificación, conocían los planes de los Illuminati o pertenecían a su organización».
Hoy sabemos que la influencia de esos «protocolos» afectó a buena parte del siglo XX y lo sigue haciendo en el siglo XXI. Nuestros QQ.. HH:. que leerán este artículo, deberán mensurar con ponderación los alcances de su contenido, que no sugiere responsabilidades de tipo antisemita ni antisionista. Se trata de considerar la existencia de poderes ocultos que pretenden llevar a cabo las ideas de «un nuevo modelo mundial»...
Para lograr entender esto, nuestros QQ:. HH:. deberían acceder al contenido del libro de Koch y de los mismísimos «protocolos» a fin de «comprender» los alcances de la intuida «teoría de la conspiración»...
Escribe Koch en su obra que en el orden económico, los «protocolos» sostienen que «...se tendría que utilizar el dinero para «comprar y corromper a la clase políticas y a la prensa para manejar y «reorientar la opinión pública», establecer un sistema económico mundial basado en el oro y controlado por la organización (los Illuminati) distraer a las masas «con una oratoria insensata de apariencia liberal»; traspasar gradualmente todo el poder desde las monarquías a los gobiernos democráticos hasta que las primeras se conviertan en «meros adornos» sociales; fundar e impulsar instituciones políticas o sociales en apoyo del plan, y emplear la hipocresía y la fuerza directamente «...cuando sea necesario para vencer una resistencia concreta»...
Para nosotros, el aspecto más significativo y preocupante de estos curiosos «anuncios», es el relativo a la «moral»., que la «organización» Illuminati hace primar, ante las cuestiones de orden ético: «...sobre cualquier consideración de esa índole, argumentar con el engaño, la corrupción o la traición, siempre que se muestren de utilidad para apoyar la causa...»
Por último, consideramos una interesante opinión, la que Koch manifiesta cuando dice: «A estas consideraciones hay que añadir una larga serie de profecías que contienen Los Protocolos y que han hecho realidad durante el último siglo. Entre ellas: las guerras mundiales de 1914-1918 y 1939-1945; la implantación del comunismo como experiencia real, la creciente tendencia hacia la constitución de un gobierno mundial, que debilita al mismo tiempo a los estados tradicionales con la creación paralela de regionalismos separatistas, la carrera de armamentos, el avasallador poder de los medios de comunicación, la supresión progresiva de la pena de muerte, el auge del deporte profesional o el establecimiento del terrorismo en la vida diaria de los pueblos...»
La pregunta, claro está, no es tanto quién redactó el libro o si se trata de una falsificación o un libelo, sino ¿por qué se parece tanto a los planes de los Illuminati? ¿Y por qué los hechos previstos hace cien años se han ido materializando en la vida real...?
Nosotros hemos desarrollado este editorial en función de las preocupaciones que nos abruman al observar cómo se corrompen las costumbres, se precariza la convivencia, se destruye la familia, se avasalla al ciudadano que poco a poco de consumista pasa a ser vasallo, cómo los idealismos se destruyen en Instituciones como la Masonería, dentro de la cual existen hombres honrados y estudiosos, y otros que se sumergen en el ritualismo, superlativizan el individualismo y creen que la Orden es un semillero de «bons homes» del tipo cátaro, y que la «fraternidad» es esa «armonía» logial que pretende secularizar a los QQ:.HH:. e introducirlos en la «cadena de unión» como una forma simbólica de alcanzar la armonía universal...
Las civilizaciones que se desarrollaron en nuestro planeta tuvieron su auge, su desarrollo y su decadencia, no creemos que por obra y gracia de alguna Ley natural que justifique sus decursos. Creemos que detrás de los acontecimientos existen voluntades que ambicionan el poder o pretenden imponer sus ideas sobre el mismísimo desarrollo de las cosas. De la misma manera que subsisten lacras que conspiran contra el Hombre desde siempre y que en el contenido de los «Protocolos» se mencionan taxativamente, cualquiera sean quienes los hayan pergeñado.
Lamentablemente la confusión existente en el análisis de la realidad, obliga a tener conciencia de la necesidad en profundizar en los hechos, abrir la mente y avizorar que el «conocimiento» no es indagar en el contexto «de lo que nos es dado», sino en la búsqueda permanente de las verdades intuidas o posibles y no en aquellas que se dan por verificadas a través del statu quo.
Hace poco tiempo fuimos comentados por un muy Q:.H:., quien desmenuzó mi editorial anterior con argumentos comprensibles. Sin embargo, me atribuye la intención de imponer mis ideas y pretender ser poseedor de «la Verdad», realizando afirmaciones por supuesto discutibles. He comprendido fraternalmente la inquietud de mi Q:. H:. mas he debido expresarle que «mis afirmaciones» son sencillamente el ejercicio de mi libertad de expresión y fundamentalmente mi libertad de pensamiento. Considero que está en manos de todos mis QQ:. HH:. y mis lectores en el Blog: (http://loscanterosdelgre-mio.blogspot.com)lo que en casi 80 artículos, exponen mi pensamiento sobre diversos temas.
Va de suyo que no comparto tales opiniones, porque el expresar mis ideas no conlleva el que se deban considerar dogmáticas o acatables por quienes las leen y además porque tengo una trayectoria de in-dependencia en las ideas y en la interpretación de los hechos que han caracterizado mi conducta periodística... y masónica.
Nuestra revista está absolutamente abierta para publicar refutaciones a mis ideas. Durante los 10 últimos años en que la revista ha sido editada para todo el mundo a través de Internet, tengo la satisfacción de no haber recibido hasta la fecha, cuestionamiento alguno a lo allí consignado.
Eso si, los cuestionamientos han sido solapados, por ejemplo ser calificado de «irregular» por los propios y no ser considerados para ocupar la Revista, aunque no más sea un Link, en la página de la Gran Logia de la Argentina, hallándose si en el de otras G:. L:. del mundo; o no recibir desde hace largo tiempo el Boletín que distribuía www.filantropicamasoneriaargentina.org o Símbolo, que dejó de llegarme seguramente por el advenimiento de cierto papa negro dentro del Palacio Cangallo, que ya en su momento me amenazó con Juicio Masónico si participaba en Internet... negó mi membresía a la Orden... y no quiero ni pensar qué me haría ahora con las 119 ediciones de nuestra Revista...
Finalmente, me permito exhortar a mis QQ.. HH:. a ejercer sus derechos como librepensadores y no subordinarse a tanta mediocridad ambiente... Probablemente las apariencias institucionales muestren una cara de la moneda, en la cual se consignan las alegorías como distingo de nuestras «buenas costumbres» y la Libertad de la que nos jactamos, mientras la conspiración interna contribuye a motorizar la conspiración externa contra nuestra Institución y los principios liminares que sostenemos. Por todo ello, recordemos que sencillas sentencias poéticas, nos indican el camino a seguir para nuestra sobrevivencia en el Tiempo. Nunca, entonces, tanta vigencia aquello de que «...los Hermanos sean Unidos..., porque esa es la Ley primera...»
Notas:
(1) Enoch, fue el padre y el primer maestro de la metafísica. En la Biblia figura como el sexto descendiente de Adán. En Egipto se lo conoció como el Dios Thot, lo llamaban dos veces más grande, el escriba de los dioses. En Grecia, lo llamaban Hermes, Hermes Trismegisto, tres veces grande. En Fenicia, Cadmus, cinco veces grande. En la Universidad de Heliópolis se educaron Moisés y el sacerdocio egipcio; allí se aprendían las enseñanzas de Enoch y después se fundó la secta esenia. Jesús pasó los años ocultos, en el Monasterio Esenio de Gumrán, (Qumram) donde fue educado según las enseñanzas de Enoch. El monasterio fue destrozado, pero los esenios rescataron su biblioteca y la escondieron en cuevas del Mar Muerto. En la Abadía de Westminster, hubo un obispo anglicano que leyó «El Libro de Enoch» e hizo el descubrimiento de lo que se llama «principio del mentalismo». Se tradujo lo que descubrió y se fundó en Inglaterra una sociedad llamada El Nuevo Pensamiento.
(2) La Tierra orbita alrededor del Sol. El Sol lo hace orbitando la estrella Vega. En esa órbita el Sistema solar recorre 12 Constelaciones, que son las que menciona la Astrología. El Sol tarda unos aproximadamente 2.400 años en pasar de un «Signo» a otro, constelación a constelación. Según las Tradiciones una vez que el Sol da la vuelta completa a la órbita de su centro (Estrella Vega) el eje de la Tierra cambia unos grados, produciendo un cataclismo gigantesco, en función de lo cual desaparecerían las civilizaciones enteras debido a los naturales fenómenos geológicos. La idea, por ejemplo, es lo que ocurriría en el 2012, según las profecías Mayas, Bíblicas, etc.
(3) Sinarquía: (gr. synarchía sin- I + -arquía), gobierno constituido por «varios príncipes», cada uno de los cuales administra una parte del Estado, en la democracia los «factores de poder o funcionarios etc.). Influencia, generalmente. decisiva, de un grupo de empresas comerciales o de personas poderosas en los asuntos políticos y económicos de un país.
por el V:. H:. Ricardo E. Polo : . Director
Representante en Argentina del «Supremo Consejo de la Francmasonería Primitiva Universal para la Jurisdicción de la región Maya» con sede en Mérida, Yucatán, México