Por el V:.H:. Ricardo E. Polo - 1/2/2000 Advertimos en estos días el explosivo tema de los prejuicios y la discriminación. Ha nacido este tema a causa de los conflictos desencadenados en Austria, por la incorporación al gobierno de ese país del Partido de la Libertad, que preside el líder austriaco de derecha Joerg Haider, a quien mediáticamente se acusa y califica de “neonazi”
A consecuencia de la repercusión mundial de tal circunstancia, parecen haber surgido en todas partes llamados de atención sobre los peligros de la discriminación, la xenofobia y los prejuicios, como si todas esas lacras hubieran sido desplazadas del mundo luego de los dolorosos asombros que nos diera, todo lo que se supo durante el juicio de Nüremberg. Sobre la base de la certeza de que Haider encarna una suerte de posible Hitler, y casualmente en Austria, la susceptibilidad del mundo occidental estalló ya casi fuera de los límites de lo razonable.
La primera víctima de la insensatez ha sido precisamente el embajador argentino en aquel país, al que violando la confidencialidad de su documentación diplomática, el diario Página 12 publicó un informe que sobre la “apreciación de la situación”, enviara a la Chancillería Argentina el mencionado diplomático. Constatado que dicho informe tan solo reflejaba lo publicado en Viena por los periódicos locales y como no conformara la visión particular que tiene nuestro gobierno respecto de Haider, sencillamente se “llamó” al embajador a nuestro país destituyéndolo del cargo.
Sintéticamente, la aplicación de una sanción por mero prejuicio. Con el deseo de no agotar el tema y en especial ofrecer más datos al respecto, cabe mencionar un significativo informe que señala en nuestro país, una circunstancia que de por si es alarmante, mas allá de la certeza de que lo sea la situación de Haider en Austria y el futuro de Europa a causa de su presunta influencia neonazi. Y en especial para nosotros, los que por pertenecer a una Institución de profundo arraigo antidiscriminatorio, antixenófobo y en especial cultora del racionalismo y el Libre Pensamiento, debiera interesarnos sobremanera.
De acuerdo con un reciente informe del Centro de Denuncias del Foro de Organizaciones no Gubernamentales que Luchan Contra la Discriminación, casi el 70% de los casos de discriminación denunciados durante el año pasado, se debieron a causas relacionados con la salud, el racismo y el trabajo. Conocido públicamente el Informe Anual correspondiente a 1999, publicado por la entidad, pudo saberse que el 32,63 por ciento de las denuncias correspondieron a salud; el 23,48 a temas raciales y el 13,3 por ciento a problemas en el ámbito laboral.
También se informa que en el Centro de Denuncias, se han observado dos fenómenos importantes con relación a 1998: "El primero de ellos es que el ítem de discriminación laboral pasó de ocupar el primer lugar al tercero y el segundo que, mientras en 1998 registró 1.831 denuncias, durante 1999 la cifra descendió a 1.235 casos. La razón, según sus directivos, se encuentra relacionada con la falta de propuestas laborales y con el hecho de que las personas no tienen garantizada la continuidad en su empleo en caso de denunciar que fueron discri-minados”.
El hecho de que las personas lleven a cabo menos denuncias, no significa que haya menos discriminación, sino que sus necesidades básicas insatisfechas no les permiten luchar para reclamar por sus derechos. Tres ejes temáticos principales referidos a discriminación, reitera el informe, son los que se destacan, el de la salud, el racial y el laboral, incrementan un 5,19 % el porcentual de tales formas discriminatorias, con respecto a los denunciados durante 1998. Cabe señalar que mientras salud ocupa actualmente el 32,63% del total, el año 1998 representó un 26,76 %. Otro tanto sucede con el racial, con 23,48% en 1999 y 9,8% en 1998. Lo que asombra es que sobre un 32,63% de denuncias registradas por casos de discriminación por salud, el 49,87% se debió a discapacidad, el 22,34% a VIH/Sida, y el 10,42% a obesidad. Y sobre el 23,48% de denuncias relacionadas con conflictos raciales, el 86,21% de los casos representan problemas de nacionalidad y el 13,79% restante al aspecto físico. En tanto, la edad (31,05%) encabeza las denuncias en el ámbito laboral. Estos datos, significativos por si mismos, hacen pensar que sobre la base del trabajo realizado por el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), es el Estado Nacional quien debe brindar los lineamientos y las políticas que promuevan legislación no discriminatoria, así como ayudar a consolidar el trabajo de las Organizaciones No Gubernamentales, en lugar de competir con ellas y generar la sensación de orfandad en la sociedad.
Pero además, todo lo mencionado hace suponer que el brusco descenso en la cantidad de denuncias, está vinculado con la crisis económica y la recesión, al imposibilitar a las personas los espacios de actividad social que les permitan utilizar los servicios públicos y de comunicación, para efectuar sus quejas y realizar el seguimiento de los trámites. Como se advierte, los vientos que soplan relacionados con la pretendida globalización, ameritan pensar que se globaliza más la injusticia, que los beneficios que pudieran emerger de una interrelación comunicacional, tecnológica o cultural. Y teniendo en cuenta que no nos amenaza el peligro discriminatorio que se presume avizorar en Austria.
A consecuencia de la repercusión mundial de tal circunstancia, parecen haber surgido en todas partes llamados de atención sobre los peligros de la discriminación, la xenofobia y los prejuicios, como si todas esas lacras hubieran sido desplazadas del mundo luego de los dolorosos asombros que nos diera, todo lo que se supo durante el juicio de Nüremberg. Sobre la base de la certeza de que Haider encarna una suerte de posible Hitler, y casualmente en Austria, la susceptibilidad del mundo occidental estalló ya casi fuera de los límites de lo razonable.
La primera víctima de la insensatez ha sido precisamente el embajador argentino en aquel país, al que violando la confidencialidad de su documentación diplomática, el diario Página 12 publicó un informe que sobre la “apreciación de la situación”, enviara a la Chancillería Argentina el mencionado diplomático. Constatado que dicho informe tan solo reflejaba lo publicado en Viena por los periódicos locales y como no conformara la visión particular que tiene nuestro gobierno respecto de Haider, sencillamente se “llamó” al embajador a nuestro país destituyéndolo del cargo.
Sintéticamente, la aplicación de una sanción por mero prejuicio. Con el deseo de no agotar el tema y en especial ofrecer más datos al respecto, cabe mencionar un significativo informe que señala en nuestro país, una circunstancia que de por si es alarmante, mas allá de la certeza de que lo sea la situación de Haider en Austria y el futuro de Europa a causa de su presunta influencia neonazi. Y en especial para nosotros, los que por pertenecer a una Institución de profundo arraigo antidiscriminatorio, antixenófobo y en especial cultora del racionalismo y el Libre Pensamiento, debiera interesarnos sobremanera.
De acuerdo con un reciente informe del Centro de Denuncias del Foro de Organizaciones no Gubernamentales que Luchan Contra la Discriminación, casi el 70% de los casos de discriminación denunciados durante el año pasado, se debieron a causas relacionados con la salud, el racismo y el trabajo. Conocido públicamente el Informe Anual correspondiente a 1999, publicado por la entidad, pudo saberse que el 32,63 por ciento de las denuncias correspondieron a salud; el 23,48 a temas raciales y el 13,3 por ciento a problemas en el ámbito laboral.
También se informa que en el Centro de Denuncias, se han observado dos fenómenos importantes con relación a 1998: "El primero de ellos es que el ítem de discriminación laboral pasó de ocupar el primer lugar al tercero y el segundo que, mientras en 1998 registró 1.831 denuncias, durante 1999 la cifra descendió a 1.235 casos. La razón, según sus directivos, se encuentra relacionada con la falta de propuestas laborales y con el hecho de que las personas no tienen garantizada la continuidad en su empleo en caso de denunciar que fueron discri-minados”.
El hecho de que las personas lleven a cabo menos denuncias, no significa que haya menos discriminación, sino que sus necesidades básicas insatisfechas no les permiten luchar para reclamar por sus derechos. Tres ejes temáticos principales referidos a discriminación, reitera el informe, son los que se destacan, el de la salud, el racial y el laboral, incrementan un 5,19 % el porcentual de tales formas discriminatorias, con respecto a los denunciados durante 1998. Cabe señalar que mientras salud ocupa actualmente el 32,63% del total, el año 1998 representó un 26,76 %. Otro tanto sucede con el racial, con 23,48% en 1999 y 9,8% en 1998. Lo que asombra es que sobre un 32,63% de denuncias registradas por casos de discriminación por salud, el 49,87% se debió a discapacidad, el 22,34% a VIH/Sida, y el 10,42% a obesidad. Y sobre el 23,48% de denuncias relacionadas con conflictos raciales, el 86,21% de los casos representan problemas de nacionalidad y el 13,79% restante al aspecto físico. En tanto, la edad (31,05%) encabeza las denuncias en el ámbito laboral. Estos datos, significativos por si mismos, hacen pensar que sobre la base del trabajo realizado por el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), es el Estado Nacional quien debe brindar los lineamientos y las políticas que promuevan legislación no discriminatoria, así como ayudar a consolidar el trabajo de las Organizaciones No Gubernamentales, en lugar de competir con ellas y generar la sensación de orfandad en la sociedad.
Pero además, todo lo mencionado hace suponer que el brusco descenso en la cantidad de denuncias, está vinculado con la crisis económica y la recesión, al imposibilitar a las personas los espacios de actividad social que les permitan utilizar los servicios públicos y de comunicación, para efectuar sus quejas y realizar el seguimiento de los trámites. Como se advierte, los vientos que soplan relacionados con la pretendida globalización, ameritan pensar que se globaliza más la injusticia, que los beneficios que pudieran emerger de una interrelación comunicacional, tecnológica o cultural. Y teniendo en cuenta que no nos amenaza el peligro discriminatorio que se presume avizorar en Austria.
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