Blog masónico de Ricardo E. Polo


jueves, 25 de febrero de 2010

El bien y el mal -


por el V:. H:. Ricardo E. Polo


La lucha entre el bien y el mal ha dejado de ser materia de teólogos. Ahora influye en el desarrollo de las comunicaciones y la globalización.

Los sucesos que conmocionan en estos momentos a toda la Humanidad, parten del hecho cierto de que en poco tiempo se han sucedido en forma abrupta y precipitada.

Desde la caída del Muro de Berlín, acontecimiento que la Historia tomará como encrucijada en el devenir de los tiempos, los cambios operados en el mundo han sido ciertamente asombrosos.

Esos cambios, que aparentemente suceden a causa de los avances de la ciencia y el desarrollo de la tecnología, ameritan pensar que nos hallamos inmersos en una explosión globalizadora del conocimiento, por encima de las implicancias que permiten sostener que tal globalización lo es en el conjunto de las variables económicas del Capital.

Una cosa es el desarrollo tecnológico, por ejemplo en materia de comunicaciones, que nos permite intercomunicarnos globalmente en un ámbito en el que los límites ni siquiera son virtuales y otra muy distinta es la concepción de que tal circunstancia imponga la transculturización y el final de las fronteras, ideologías, idiosincrasias y particularidades de cada Nación en la Tierra.

La Universalidad del Hombre y sus cosas, para decirlo con simplicidad; viejo sueño de libertarios y anarquistas; ideal de fraternidad inmerso en las ideas, conceptos, anhelos o utopías de soñadores de un mundo mejor, naufragan frente a la realidad que imponen las abisales diferencias entre países ricos y países pobres, a los que eufemísticamente se denomina “emergentes”.

Esta realidad que nos abarca y nos circunda, no es generalmente bien conocida. Las inmensas muchedumbres que pueblan nuestro planeta (6.500 millones de habitantes ya...) carecen de la conciencia necesaria sobre aquella. Y en la intelectualidad, existe un supino desprecio hacia las muchedumbres, las denominadas “masas”, como si ellas fuesen culpables o responsables de lo que son. Entendiendo además, que es este un prejuicio subyacente en el seno del establishment.

Tal vez el mundo pudiera ser manejado y manejable en los tiempos de Napoleón Bonaparte e incluso a principios del siglo XX, donde las Grandes Potencias pudieron dirigir y comprometer a su antojo a las masas, llevándolas de las narices a los muchos genocidios que ocurrieron (y ocurren aún...) con la consabida impunidad que en su verdadera magnitud no se nos escapa. Lo mismo que a los sistemas económicos imperantes.

Pero precisamente a causa de la globalización de las comunicaciones y el impensado surgimiento avasallador de la Internet, el statu quo y el establishment tiemblan, por imperio de la certeza que el Hombre adquiere día a día, sobre la fragilidad y vulnerabilidad de quienes son portadores de la antorcha de la opresión, que ha pasado siglo tras siglo de y a manos de los explotadores de ese Hombre.

Las tremendas desigualdades, antes disimuladas o inadvertidas por la incomunicación y la desinformación, son ahora conocidas con mayor conciencia por Hombres de distintas formas de vida, ideologías, religión o concepción existencial. Y a pesar de los cotidianos intentos de desinformarlo.

Y esa conciencia se fortifica día tras día por el cúmulo de informaciones que avasalladoramente se van incorporando al espacio cibernético, permitiendo su difusión y al mismo tiempo la interrelación de millones de personas en Listas, agrupaciones, chats y foros, dentro de los cuales se van amalgamando el conocimiento y sus implicancias concientizadoras.

En resumen, la globalización que el neoliberalismo ha intentado imponer luego de la caída del Muro de Berlín, que en esencia conlleva el intento de mundializar el Capital en su ideal de obtener la más absoluta libertad de circulación, en realidad ha obtenido, como primera consecuencia, la conciencia de miles de millones de hombres en el sentido de que la tecnología juega un papel imponderable en su esperanza de alcanzar tarde o temprano los beneficios del progreso.

Por un lado, la caída del muro de Berlín dando término a la fantasmal amenaza de los soviets sobre el mundo Occidental y Cristiano, como así se concebía la existencia de la Unión Soviética.

Y por otro, el comienzo del avance arrollador del conservadurismo capitalista, ya sin muros de contención y autocontrol que la cortina de hierro le imponían.

Y en la realidad circundante, la certeza de que los maximalistas trasnochados no aprendieron nada en los 70 años en que el leninismo los acució ante el peligro de la revolución mundial.

Por eso resulta muy importante la existencia de la globalización de las comunicaciones. El imperio del conocimiento difundiéndose vertiginosamente, sin otra frontera que la energía eléctrica que hace funcionar los ordenadores. Y aunque por ahora sean pocos (comparativamente hablando...) los que tienen a su alcance las vías de Internet y los correos electrónicos, el mismo sistema competitivo que va destruyendo industrias, empresas, trabajo, crea a su vez redes, enlaces, cibercafés, abaratamiento de costos, proliferación de ordenadores y todas las aperturas comunicacionales que incorporan a miles de personas a la red... la www...

El conocimiento que se difunde a través de Internet, será, tarde o temprano, el límite impuesto al desmesurado avance de la concentración del poder económico. También se creará conciencia sobre la necesidad de ponerle límites (llamémosles Landmarks en nuestro lenguaje...) a la libre circulación del capital financiero ahora anónimo, inidentificable, transnacional, del que nada se sabe sobre sus objetivos, mas allá de su voraz e inhumana concentración y búsqueda tan solo de la rentabilidad.

Toda la Humanidad, ahora globalizada por la conciencia de sí misma y por las posibilidades de intercomunicación que la tecnología le depara, asumirá tarde o temprano arrolladora conciencia de su trascendencia. Esa trascendencia estará signada por la certeza de la esperanza en su desarrollo, proyección al futuro y al de las generaciones venideras, e imperio del progreso por encima de los egoísmos y la venalidad de los poderes económicos y políticos.

Por eso resulta necesario comprender que la mentada globalización, a la que se califica de irremediable y avasalladora, no es la del fin de la Historia, el fin del Trabajo, el fin de las utopías; no es la de la mundialización de la economía, la libre circulación del capital, la destrucción del trabajo, ni el imperio de las finanzas, sino la globalización de las comunicaciones, la de la conciencia del Hombre sobre su dignidad y su proyección hacia un destino de felicidad y progreso, alejando la arraigada idea Bíblica de que nuestra existencia en este planeta, debe ser la de una estadía temporal en “un valle de lágrimas”.

El paraíso que se nos hubo prometido después de nuestro tránsito por la Tierra, resulta ser a la luz de la globalización, una promesa muy mal entendida. El paraíso está aquí, en los rieles del ordenador que nos lleva a confraternizar, con todos los habitantes de un planeta todavía en busca de la Luz que aun estando tan cerca, apenas la estamos entreviendo.

La pregunta que seguramente estaréis formulando, sobre por qué titular esta nota El bien y el mal tiene una sencilla respuesta: el contenido de ella es, sus parámetros son, precisamente, la descripción de la lucha entre el bien y el mal... por estos días.

Datos necesarios para un trabajo sobre el bien y el mal

Por cierto, ¿puede alguien explicarme como se contempla el mal desde la masonería?

Contestó, al respecto, el Querido hermano José Ramón González su atinado: Para la masonería el bien y el mal, la verdad y el error, la ignorancia y la sabiduría, lo objetivo y lo subjetivo, lo esotérico y lo exotérico, etc. son expresiones de la realidad con las que tenemos que vivir. Se encuentran como dos columnas colocadas en cada uno de nuestros flancos.

Deseo, al respecto, ofrecerles este aporte para que analicemos el tema:

Datos necesarios para un trabajo sobre el bien y el mal

Bibliografía consultada: libro El Mal, de Elizabeth Labrousse.Y son mis reflexiones...REP

Las nociones del bien y el mal son difíciles de definir, porque lo son en tanto al placer o al dolor, pues se trata de una experiencia inmediata y primaria.

Al respecto podemos afirmar que "el interés más imperioso incita al hombre a comprender qué es el mal a fin de preservarse de él". Y entonces podemos inferir que el bien es una búsqueda de sus alcances.

Se supone que intuitivamente valoramos los elementos de ambas cosas como bueno o malos. Y en este ultimo caso se ha dicho que la existencia de Dios puede parecer algo dudosa, en cambio la del Diablo es patente. En filosofía se insiste mucho más en el "problema" del mal" que en el "problema del bien".

Los seres nocivos y los incidentes desdichados son atribuidos "a fuerzas maléficas". Tan es así que "en la mayoría de las ceremonias y ritos, tan numerosos y complicados en las sociedades salvajes no tratan mas que de influir sobre estos siniestros poderes siempre listos para desencadenarse".

Job conocía la prosperidad hasta que se desencadena en su familia la desgracia. Se arruina Job, padece de ulceras, la familia perece, entonces "Los amigos que lo rodean lo conminan a arrepentirse de sus faltas, que es lo único que puede explicar semejante desencadenamiento de adversidades; solo puede esperar que los dolores se suavicen apaciguando a Jehová con la confesión de su crimen". Sin embargo, el autor del Libro de Job va más lejos y su poema propone con un ardor angustiado "el enigma de los sufrimientos del inocente".

"Como el sufrimiento del inocente, la prosperidad del malvado parece contradecir evidentemente la idea de que los males serían un castigo divino", Meditemos sobre este aspecto.

Sin embargo, el pensamiento griego llega a postular que la noción de una Ley no promulgada por Alguien: es decir la noción de la naturaleza de las cosas.....

También debemos tener en cuenta cosas como que en el Medioevo (esto es un aspecto de la conciencia del individuo respecto del bien y del mal) el zervanismo tomó dos principios morales a la manera de la mujer del cuento medieval que, para mayor seguridad, encendía una vela a San Miguel y otra al Diablo...

El Platonismo identifica rigurosamente la Divinidad con la bondad y la justicia y afirma que ella es solo responsable del bien: dicho con otras palabras que no es la causa de todo lo que existe y todo lo que ocurre "debemos buscar para nuestros males una causa que no sea Dios..."

Y es interesante la afirmación que dice "El mal surge cuando la materia no se impregna plenamente del orden y la finalidad"....La materia es causa del mal no por una propiedad positiva sino por una insuficiente docilidad ante las intenciones del espíritu.

"Es un contrasentido considerar un mal que la piedra carezca de ojos, puesto que la vista es una propiedad del ser vivo, no de lo inerte..." los estoicos invitaban a ver que tampoco es un mal que el hombre sufra y aún que muera... Lo que llamamos desorden no es más que un orden diferente de aquél que descontábamos y que nos hubiera resultado cómodo y familiar (el bien)

De la misma manera se puede se puede sostener que muchos males de la existencia no son mas que seudo males.... Frente a las acusaciones injustas del ignorante, el filósofo desempeña el papel de abogado del universo, esforzándose en mostrar el bien en lo que existe y en lo que ocurre y lo absurdo de las recriminaciones vulgares. La razón permite al hombre comprender la necesidad y esto basta, según el estoicismo, para que la aceptemos en ligar de soportarla.

Comprender supone renunciar tanto a reír como a llorar.

Todo niño que nace es potencialmente bueno y feliz, pero se lo somete a una educación que pervierte sus instintos y lo dotad e mil hábitos deplorables, tan perjudiciales para él como para su prójimo. El impulso de la burguesía ascendente choca en todas partes con leyes y costumbres modeladas por un pasado lejano.

La melancolía del romanticismo es el precio del optimismo desmesurado de las generaciones precedentes. El mal del siglo roe a los jóvenes que sienten repugnancia ante el prosaísmo bonachón de sus padres. Para ellos la sociedad no es en tanto corrompida sino en si misma, oprime y lastima a toda alma delicada.

¿Podemos negar que a través de los siglos las costumbres se han refinado y que la humanidad se aleja lentamente de la barbarie...?

¡Cuántos males no tienen otra fuente que la ignorancia!

La ignorancia es el estancamiento, es la inmovilidad. Si el mal moral procede de la ignorancia, luchando contra ella no solo disminuirán los males físicos que agobian a la humanidad sino también los vicios, origen de tantos sufrimientos.

Al considerar el problema del mal, uno se coloca necesariamente en un plano abstracto: se reflexiona, no se sufre. Los males sociales aparecen como abusos porque se los compara con instituciones ideales.

Los partidarios del progreso saben que tienen la razón no solo porque tienen la Razón de su lado sino también -virtualmente- la realidad y la experiencia misma.

Los prejuicios tienen una raíz muy profunda, no se puede esperar que desaparezcan si no se trata aquella raíz.

Es realista aceptar que el hombre es mortal, pero no es legítimo por eso permanecer impasibles ante el hecho de que algunos sean pobres y ante la deshumanización de un tiempo brutal y un mundo deshumanizado.

Todos nuestros males no tienen un origen exterior. Cada uno de nosotros lleva en sí mismo el desgarramiento y el conflicto, cosa permanente si nos ubicamos en tiempo y espacio y tenemos conciencia de nosotros mismos. El universo vive en tanto nosotros vivimos, cuando nosotros dejamos la existencia, el universo muere en la conciencia personal.

El bien y el mal tal vez no sean entidades reales por si mismas, sino en mérito a los actos o cosas o sucesos que son malos porque nos afectan y buenos porque nos benefician. Lo cierto es que está en nosotros y en nuestra consideración fraternal que sumemos para equilibrar la fuerza dinámica del mal, frente a la necesidad de acceder al bien y compartirlo. El bien propio es un egoísmo injustificable, si no se proyecta al bien del semejante.

El mal, en conclusión, no es sino un aspecto particular de la cuestión mucho más amplia del valor; es un valor negativo. Cada una a su modo, las teodiceas buscan mostrarnos el camino del bien y el sentido de sus respuestas solo se capta recorriéndolo.

Estas reflexiones fueron enviadas a un QQ:.HH:. que debía realizar un trabajo sobre el Bien y el Mal.

Hasta aquí estas reflexiones son de mi autoría, en base a los mencionado al comienzo del trabajo. Lo que sigue ahora es obra de nuestros pensadores masónicos, volcada en nuestros libros de consulta masónica. Espero que el querido amigo Ariel, pueda tener una visión un poco más clara sobre lo que los masones consideramos como el estudio de las cosas y la manera de realizarlo..

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El Pensamiento Masónico

¿No encontramos aquí la reproducción en el orden intelec­tual del flujo y reflujo del mar, que Son la manifestación activa de una acción extraña sobre el elemento liquido?

Se ha podido decir. Con razón, que el siglo XVII había estudiado los deberes, el siglo XVIII los derechos, y el siglo XIX se habían dedicado exclusivamente a los intereses.

Esta apreciación juiciosa no podía conducirnos a pensar fue la filosofía del siglo XX deberá fundir en un misario crisol los trabajos maravillosos, pero demasiado particulares de Íos siglos anteriores, para formar un bloque en el cual se encuen­tran unidos en cantidades iguales los deberes, los derechos y los intereses? Si representamos por tres líneas en la misma longitud la filosofía espiritualista, la humanitaria y la materialista, y si las reunimos de cierta manera, obtendremos el triángulo perfecto, triángulo simbólico cuyo significado nos lo ha dado a conocer la Masonería, en el vértice del cual colocaremos lo espiritual y en los ángulos de la base lo humanitario y lo material.

Tendremos así un todo completo, en el cual cada una de las partes ocupe lógicamente el lugar que le corresponda.

De esta manera se puede, según nuestro parecer, poner de acuerdo y ligar entre sí a Descartes, los enciclopedistas y Augusto Comte en Francia; a Bacon, Locke y Stuart Mill en Inglaterra', y a Spinosa, Kant y Bünchner en Alemania. Para resumir nuestro pensamiento, tomaremos los tres nombres principales de estas diversas naciones. y podremos formar con las doctrinas de. Descartes. Kant y Stuart Mill, un todo homogéneo en el cual estarán fundidas las ideas de los sabios más contemporáneos como Spencer, Darwin y Claudio Bernard.

¿No nos acercamos a la verdadera libertad del pensamiento humano, el cual no estando por una teoría particular, cualquiera podría ir libremente de una doctrina a otra, asimilarse a todas y condensarlas en una síntesis, resumiendo todo el poder intelectual, moral y material del espíritu humano actual?

Es esta síntesis la que, según nosotros, deberá servir de base a una filosofía nueva, que será necesaria un día, a fin de unir más estrechamente las inteligencias humanas, de asociar' los esfuerzos de cada uno para asegurar el bienestar de todos, y de dar a la humanidad, tan dividida, esta fuerza de cohesión que. la hará victoriosa en la sujeción, o por lo menos en la dependencia en que se encuentra hasta hoy. No habrá sino únicamente espíritus libres, ilustrados, en plena posesión de una ciencia magna, formada por la fusión de todas las ciencias.

Se sabe que el progreso no se obtiene sino por el estudio de las relaciones; pero este estudio debe comprender tanto las relaciones espirituales como las llamadas materiales.

Y la prueba es que la acción común y concordante del ce­rebro, del corazón y del cuerpo que constituyen la entidad que se llama hombre,, es necesaria para efectuar actos útiles y razonables.

Ahora, ¿esto que se aplica al hombre no debe lógicamente aplicarse también a la humanidad, que no es sino una reunión de hombres más o menos semejantes?

Según nosotros, una doctrina no es buena y no puede te­ner vida y duración sino cuando ha prevenido de una síntesis general, y no del estudio de una especialidad aislada.

Hemos visto que la Alemania se ha adherido más parcialmente a la filosofía general de la ciencia; a la Francia, más humanitaria. Estudiar los mejores métodos para llegar por la sicología, a la filosofía del ser humano, y a la Inglaterra llevar hasta el exceso el naturalismo. ¿El verdadero método no consistiría aquí en aplicar al estudio del natura­lismo inglés, el genio francés. Más impregnado de humanitarismo, incorporándoles todo lo que sea posible aceptar del idealismo alemán, para elaborar una doctrina de filosofía capaz de asegurar la paz y la elevación de las conciencias en el siglo XX?

En este orden de ideas, la ley formulada por Spencer en sus primeros principios, ley establecida sobre el fraccionamiento de las masas en partes innumerables, las cuales se refinen y se agregan para componer grupos homogéneos, susceptibles de formar órganos", ¿no es una concepción genial?

Desgraciadamente, Spencer no ha dado a la aplicación de esta ley toda la amplitud que puede permitir. Habría debido decir que la muerte, que marea el fin de una personalidad. Trae consigo la disgregación de la parte material de esta personalidad, y no la anulación de, la inteligencia que había precedido a su formación, y enseguida se había desarrollado.

En efecto; si se ha averiguado que las partes disgregadas de un ser cualquiera son llamadas a colaborar en la forma­ción de otro ser más o menos semejante o diferente, es perfectamente admisible que. La inteligencia que momentáneamente ha dejado estas partes materiales en disgregación, puede estar también destinada a formar seres de una natu­raleza intelectual, semejante o diferente.

Y si en lógica, la ley de evolución de Darwin puede admitirse, es decir, si la célula llega a ser animal, y si el animal llega a 'ser hombre, ¿no debe admitirse también que la progresión pueda continuarse y que el hombre llegue a ser, o pueda llegar a ser algo superior a si mismo?

Para resumir esta parte filosófica de nuestro estudio, diremos que se trata hoy, como siempre, de aproximamos más y más a la realización del ideal.

En nuestra época, en que las opiniones son tan numerosas y tan diversas, en que toda ciencia tiende al extremo análisis, en que parece no hay lugar en el mundo más que para et egoísmo de cada raza, de cada pueblo, de cada individuo, una reacción importante empieza a operarse.

Las individualidades tienden a agruparse en organizaciones sindicales. Las que sueñan confederarse entre sí, para refinar agrupaciones aún más poderosas; los pueblos mismos vuelven los ojos hacia las alianzas capaces de asegurar su libertad y hacia un sistema de arbitraje capaz de garantizar su segu­ridad y sus derechos. Es un movimiento de abajo arriba el que se produce, es la multiplicidad que aspira a la unidad; son las leyes particulares que gravitan hacia la síntesis general.

Que los intolerantes, de cualquier categoría que sean, quie­ran o no, hemos entrado en un período esencial; sus estrechas teorías crujen por todas partes y se rompen; ÚNICAMENTE LA DOCTRINA MASÓNICA FLOTA SUPERVIVIEN­TE SOBRE EL MUNDO, COMO UNA BANDERA QUE IN­DICA EL CAMINO QUE HAY QUE SEGUIR PARA LLEGAR AL FIN DESEADO, Y LA HUMANIDAD ASCIENDE LENTA, PERO SEGURA, HACIA EL IDEAL DE PERFECCIÓN QUE ENCARNA EN LA FELICIDAD SUPREMA PARA TODOS Y PARA CADA UNO.

Es este ideal el que la Masonería nos muestra bajo la forma simbólica del Gran Arquitecto del Universo.

Si se quiere que la Masonería sea una y por tanto univer­sal, es necesario que tenga por base un principio. Una doc­trina aceptable por todos los masones de todos los países.

La Masonería es una Sociedad compuesta de hombres libres que tienen un ideal moral y un ideal social más elevado que el de los partidos políticos habidos o por haber.Tiene por objeto el estudio de todo lo que puede engrandecer al hombre, y por tanto. A la humanidad.



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