Blog masónico de Ricardo E. Polo


martes, 16 de febrero de 2010

Respecto de la Globalización y cambios en el idioma

Por el H:. Ricardo E. Polo No se sabe a ciencia cierta a causa de qué intención, a finales del año 1999 y tal vez como una intencionada burla al avance arrollador del castellano -idioma inmensamente rico en sus vocablos- alguien lanzó a los medios de algunos países de tradición hispánica, la noticia de que la Real Academia Española estaría por dejar de lado el uso de la letra h; identificando la v corta con la b larga; la s con la c; la k con la q, y algún que otro despropósito. Tal anuncio concitó asombros, rechazos y en especial, irónicas y sarcásticas alusiones a lo que fue tomado como una broma de muy mal gusto. Entre ellas la del periodista argentino Horacio Vervitzky, quien publicó en el diario Página 12, en la República Argentina, un memorable artículo de irónica factura, que motivó que en una Lista de correo electrónico de Internet se llevara a cabo un cruce de opiniones al respecto. Una de ellas es el presente, que como es sencillo deducir, posee alusiones al respecto, pero de interesante factura por el enfoque que presenta. Carta a un amigo del Uruguay: Como recordarás, hace un cierto tiempo enterramos el hacha de la guerra, luego de debatir el tema de la globalización, el neoliberalismo, la partidocracia, la economía de mercado y sus efectos economicos y politicos. Tehuelches y charruas, intentamos entonces definir los alcances de tales muy en boga conceptos, arribando a interesantes conclusiones. Yo aprendí bastante de tus ideas, alguna de las cuales las he tomado para complementar las mías. Otras, seguramente son parte de las discrepancias. Pero eso es natural. Ahora advierto que se cuestionan los interesantes sarcasmos, (en su 1ra y 2da acepción) de Horacio Verbitzky que ha sido muy claro (al menos desde el punto de vista de las nuevas tendencias idiomáticas) en advertir el despropósito que pudiese ocurrir, de ser cierto el "plan secreto" atribuido a la Real Academia Española, si se introdujesen las reformas mencionadas. Rosatur, con el proverbial perfume que las rosas que jalonan su nombre despiertan en nuestros sentidos, en especial el olfativo, ha formulado también su opinión que hemos leído con gusto. Felipe ha sido, como siempre, claramente expresivo. También Hans, aunque se lo tome, por su naturaleza teutona, un tanto en solfa. Pero, y siempre tenemos un pero, a mi se me ocurre que oponer la “globalización neoliberal” a la “demagogia populista”, es algo que emerge, seguramente, de la susceptibilidad que estamos acumulando, precisamente, a causa de los "efectos no deseados" de la denominada economía de mercado (que curiosamente carece de la necesaria sociedad de consumo en nuestros países) o la presunta globalización de la economía, que en realidad es "la libre circulación del capital, sin regulación alguna", por todos los países que se han sometido a la moda de la mundialización de la economía (de los capitales) A fuer de parecer decimonónico o trasnochado nacionalista, como se ha sugerido por mis ideas, creo que no deberíamos exagerar en aplicar estos conceptos. Porque por ejemplo, decir "demagogia populista", implicaría aplicar la primera acepción, demagogia: ...electoralismo-populismo que, entendida de sopetón, pareciera ser una práctica del demagogo: ...jefe de una facción popular o agitador turbulento del pueblo, que intenta dominar con halagos a la plebe... haciéndolo con lo que determina la segunda acepción: ...para hacerla instrumento de la propia ambición política y como una: forma de ganarse a la gente en cualquier campo con halagos, falsas promesas, manipulación de sus sentimientos, etc. y logrando así la: dominación tiránica del pueblo. Me ajusto, Q:.H:., al juego de contraponer conceptos de la Real Academia Española, en su definición del término: demagogia. Me causa mucha gracia cuando en aras de denostar los "efectos inevitables" del populismo, no advertimos que justificamos los "efectos no deseados" del neoliberalismo. Pero lo curioso es que en esencia, en ambos casos el electoralismo de la partidocracia promueve sin agitaciones turbulentas (pero si con cantos de sirena economicistas) la dominación y posterior exclusión de la plebe... porque en realidad, para los neoliberales, el efecto no deseado del modelo está dirigido precisamente, a la plebe: common people, pueblo, vulgo, populacho, gente, chusma, tropel, muchedumbre, masa... como lo define la R.A.E. y como, naturalmente, utilizando alguna de tales definiciones, es asimilado por el Nuevo Modelo. Y que el método que utiliza el neoliberalismo, no sea su concepción de la demagogia: ...forma de ganarse a la gente en cualquier campo con halagos, falsas promesas, manipulación de sus sentimientos, sea diferente a la que aplican los demagogos estatistas. Además, que tenga como resultado la: dominación tiránica del pueblo. Querido H:. la democracia no se circunscribe al ejercicio del voto... Mediante él, también los tiranos acceden al poder. Sean demagogos o neoliberales. Ya ves, jugando con las palabras del magnífico idioma con el que escribimos y hablamos, (la lengua, sobre la que refiere la hermosa fábula de Esopo), puedo decir lo uno o lo otro. Pero tu te preguntarás ¿qué es lo que pretende decir el H:. Ricardo...? Bueno, eso es otra cosa. Lo que quiero decir y digo, es que no debemos oponer demagogia a neoliberalismo. Porque no es cierto. Se trata de una falacia. El neoliberalismo en su pretensión de dominar el mundo a través de la libre circulación del capital, sin que el Estado regule sus movimientos, necesita la destrucción del Estado, su desvirtuación, la manera aparentemente legítima e ideológica de domeñarlo, para impedir que regule sus apetencias y sus efectos centrados en el endiosamiento de la rentabilidad pura. Hoy tu sabes muy bien que la libre circulación del capital produce millones de excluidos, crisis financieras como consecuencia de la toma de ganancias o la sorpresiva fuga de capitales en Indonesia, por ejemplo, que repercuten en la bolsa de Buenos Aires o en la de México, produciendo colapsos recesivos totalmente inauditos e inmorales. Que victimizan, además, a los pueblos laboriosos hoy sin esperanzas, a causa del lió en que lo han metido sus respectivas partidocracias, ávidas de introducirse abruptamente en el Primer Mundo... Y a veces, cuando se intentan cambios, se suelen planificar el asesinato de los líderes que los promueven o se realizan alianzas entre irreconciliables enemigos, para impedirlos. Ahora bien ¿qué tiene que ver todo esto que he dicho, con el problema de las presuntas modificaciones que habría de introducir la Real Academia Española en la práctica escrita del idioma...? En algo muy simple y tremendamente trascendente: primero: el producir lo que llamaríamos el síndrome Babel... sobre el que solo nos bastará que leamos la leyenda bíblica. Segundo: ¿te imaginas querido Ricardo 2do. qué sucedería en toda América Iberoamericana con la literatura, la educación, la instrucción, el lenguaje científico, el periodismo, las comunicaciones epistolares, el intercambio de ideas....? (Sin tener en cuenta la invasión de neologismos no aceptados por la divulgación popular, sino por el cholulismo de cipayos y sátrapas) ¿Sumado el paquete a todas las diferencias de idiosincrasia que ya nos perturban...? Tercero: si ya nos dividen para gobernarnos, a través de las ideas políticas y partidocráticas que nos dominan, ¿qué sucedería si nos particionan con la confusión lingüística e idiomática...? Y cuarto, producir una extensa discusión estéril, inútil, pero muy provechosa para que nos ocupemos de trivialidades mientras la depredación (tipo caladero sudatlántico que la CEE, ignotos amarillos del Este y fauna corrompida autóctona, han "limpiado" de especies ictícolas... por ejemplo...) prosigue en esta suerte de vaciamiento financiero de América Iberoamericana (ex profeso no digo América Latina, para no ser tachado de divisionista...) He aprovechado esta suerte de foro idiomático, para demostrar que los alcances de ciertas intencionalidades como la presunta modificación de la escritura castellana, no se circunscriben tan solo al idioma. Van mas allá. Tienden a la transculturización. Que comenzó con los films chatarra que nos introduce violencias enfermizas; modas que se imponen por ósmosis publicitaria; exhibición de problemáticas adolescentes y juveniles ajenas a nuestra idiosincrasia, masificación del problema de la drogadicción (¡hasta se enseña cómo hay que drogarse...!); inducción a la resignación por lo "inevitable" del advenimiento de los efectos del Modelo; o difusión masiva mediática del mercadismo, (falacia que se difunde en sociedades donde no existe o se extermina la sociedad de consumo) ¡Cómo habría de existir tal sociedad, si los excluidos son millones y el sistema empresarial pide y exige aún mayor "flexibilización" del trabajo...! Porque en la mentalidad competitiva de nuestros "inversionistas autóctonos", la gloria sería convertir a nuestros obreros y empleados, en la mano de obra sudasiática cuyo salario suele ser un tazón de arroz y su producción exportable, el calvario donde mueren nuestras respectivas economías. Caldera alimentada por la inversión en importaciones por parte del mismo empresariado. ¡Y renegando del mercado interno, cuya destrucción alentó y ahora clama por ella al advertir el pantano al que han caído...! Entonces, querido H:. Ricardo 2do., te solicito paciencia por mi enjundia, (...en su 4ta. Acepción), por introducir mis ideas respecto de la mentada globalización, economía de mercado, neoliberalismo, etc. tan profusa pero aviesamente implantados, que hasta nos permiten discurrir sobre las modificaciones idiomáticas. AH.. y si por defecto debiéramos dejar clara nuestra concepción masónica respecto de la acepción: liberal, debo ser claro y honesto una vez más. La concepción liberal que sustenta la masonería, es una concepción filosófico-política, que no tiene nada que ver con el liberalismo económico y menos aún con el neoliberalismo (neo: nuevo, es decir el nuevo liberalismo... económico) cuya filosofía es totalmente adversa a la filosofía masónica. Y con referencia a las afirmaciones sobre los peligros de ser enterrados por supuestos estatismos, te menciono que lo que nos va a enterrar a todos es la mediocridad, el "no te metas", la confusión de términos y dejarse engañar como ciudadanos adolescentes de claros conceptos político-económicos... y en especial, aceptar de plano que el Estado, que somos todos, debe desaparecer... Aunque sea admirado por alguno de nosotros, no siempre en consonancia con la filosofía simbólica o del escocismo.

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