por Ricardo E. Polo :.
A comienzos de este Siglo XXI, del que todavía no sabemos a ciencia cierta si comenzó o no y ahítos de polémicas al respecto, asistimos a nuevos y mediáticos asombros. La vertiginosidad con la que la tecnología nos catapultó al ámbito de la conciencia colectiva, en el momento preciso en el que nos detenemos para otorgarnos la necesaria reflexión –cosa que transcurre como si fuésemos de vacaciones- advertimos que nos sentimos desubicados.
Creyendo que por ósmosis a la Democracia la completan, el bienestar y el progreso y que ya están ahí mismo, al alcance de la mano, una sencilla mirada a la página política de nuestro diario mañanero nos advierte de nuestra miopía o astigmatismo conceptual. Por allá y en alguna remota geografía, los lugareños no se ponen de acuerdo y hondazo va hondazo viene, se lanzan furibundos a sumar epitafios. En otra parte se incumplen las disposiciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y un Veto inoportuno hará crujir los cimientos de su edificio.
Como hemos mencionado, África arde y las almas que se fueron al paraíso a causa del hambre, incrementan el número de piadosos creyentes ( o no ) que aguardarán allí el Juicio Final. Mientras tanto, las tribales disputas hasta ignoran la civilizada costumbre de los cementerios. Cualquier banquina servirá de morada final. En los países más o menos desarrollados, los aires venturosos de la democracia no parecen haber despejado la niebla de las dictaduras y paternalismos y cuando uno menos se lo espera, advierte que algunos de nuestros representantes políticos (acaso por fanatizarnos con los sistemas presidencialistas...) no se conforman con dos períodos y quieren continuar sus obras por alguno más... modificación de la Constitución mediante.
O, en el caso menos traumático, realizando fraudes espontáneos, al mejor uso tecnológico de la programación cibernética. Frívolamente, los herederos de aquellos arquetípicos “políticos de raza” hoy no solo mediatizados sino también farandulizados, recurren a los servicios de sesudos asesores made in Harvard. Estos, -de aquilatada y rancia escuela-, hacen la gastronomía administrativa con tanto esmero, que el incremento de la deuda externa logra alimentar el “barril sin fondo” de los gourmet´s financieros. Cierto virus emergente de las manipulaciones genéticas ha logrado, además, galvanizarlos frente a las consecuencias de sus habituales “errores de procedimiento y variables de ajuste”.
Millones de empobrecidos, desocupados, excluidos, y postulantes a serlo, se agolpan en la ventanilla de la desesperanza, tratando de huir en búsqueda del sitio adonde encontrar alguna. Los más audaces emigran al país de los Niños Desarrollados, en busca de alivio existencial. Pero todavía no repuestos de la sorpresa que nos causan los desinformados cables que minimizan el “impacto ambiental”, nos enteramos de los alcances de la corrupción generalizada, infección cuya virulencia está dada en la curva abarcativa del ámbito de proliferación del bicho.
Desde el barrendero que acumula reciclables, hasta los señores que cenando, coimean con seráficas sonrisas de complacencia. Un milagroso interregno musical de autóctona cepa, nos devuelve la imagen ahora en forma de tango y escuchamos Cambalache... Nunca entonces se “siente” tan hondamente la filosófica intuición de Discépolo, que inmortalizó la basura moral en ese sencillo catálogo de realidades. Nuestros asombros crecen. Como crece la magnitud de lo mediocre. Que ha dejado de ser un augurio o una descripción, para constituir una sólida costumbre.
De pronto, nos enteramos que Fujimori ha sufrido un ataque de remordimiento. Que ha decidido renunciar a su pírrico triunfo electoral de un solo candidato y quiere llamar a elecciones nuevamente, con gran suceso para sus opositores que por la magnitud de la limosna, ni en ese santo creen. Y además, nos enteramos que chamanes, astrólogos, mentalistas y cultores del esoterismo orientalista, insuflan en su prosápica herencia roshamánica ciertos misticismos trascendentalistas que lo llevarían a la gloria. Pero si renuncia. En otras latitudes, carismáticos políticos se asesoran de la misma manera para evitar ulterioridades. “Vivimos revolcaos en un merengue y el mismo lodo, todos por igual”.
Así definía la realidad de su tiempo el genial Santos Discépolo... Lo que no imaginó era la magnitud del merengue y la extensión del lodo. El incumplimiento de las promesas electorales y el desprecio absoluto de los políticos hacia la ética de su representación, parecen no merecer sino el gesto escéptico del ciudadano traicionado. Las estadísticas manejadas por los economistas Harvardianos, trastocan la interpretación de las curvas. Si es hacia arriba, resulta ser el incremento de la deuda y los gastos improductivos y si es para abajo, lo es a causa de la idiosincrasia cansina, incapaz y ociosa de la ciudadanía. La mediática coadyuva a la desinformación generalizada.
Y pocos son los que se atreven a preguntar el por qué del incremento sideral de la deuda externa. Y por favor, no hablo tan solo de la de mi país, sino la de América Latina y la de las demás (¡qué desprecio...!) Naciones del orbe, sujetas a los designios del FMI, con perdón de la sigla. ¿Qué ha sucedido en estas últimas décadas? Apenas treinta y un años han transcurrido desde el inicio de la década de los 60´, tiempo en el que las ideologías se hallaban en pugna, y se discurría sobre la utopía; tiempo en el que se filosofaba en el ámbito popular y las bibliotecas crecían como margaritas en primavera; tiempo en el que se viajaba en los medios de transporte y el mayor obstáculo dentro de ellos era sortear los lectores de diarios y revistas; tiempo en el que la gente hablaba bien, con lenguaje enriquecido y modos de urbanidad; tiempo en el que se tenía más de un empleo. ¿Pero cómo decirles estas cosas a los actuales yuppies de la ciudadanía? ¿Cómo recordarles lo que ni vieron ni conocen, porque su generación anterior -la mía y la de sus padres- convivió con despotismos, paternalismos, y violencia terrorista?
Lo cierto es que sumidos en la vorágine de la desinformación y el avance arrollador del mercadismo neoliberal, al igual que la globalizada información que lo mezcla todo, todavía podemos respirar a través del fenómeno cibernético de Internet, que como huracán se desató creando la telaraña comunicacional que denominamos la www. Alternativa válida que nos permite confraternizar y referirnos... pero que ya insinúa su dependencia de la publicidad cubierta o encubierta, cuyos intereses parecen ir, lentamente, ocupando los espacios que parecieron destinados al ejercicio de la más increíble Libertad de todos los tiempos.
Pero, nos hace recordar aquello de que: Negocios son negocios... Cuidémonos entonces de paternalismos, despotismos y “chamanes”, cuya malange acecha para dar continuidad al permanente sometimiento del hombre por el hombre. ¿No habrá alguna agrupación de Hombres, institución transparente, organización ética y moral, cuyos principios filosóficos y hombres probos, dé un gigantesco paso en la definición correcta de las realidades que nos someten y entonces decidirse a concientizar a sus contemporáneos, sobre la necesidad de salir de las cenizas como el Ave Fénix...?
viernes, 19 de febrero de 2010
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